el café tenía un sabor
diferente,
unos ojos del otro lado del lugar
mirada negra,
parpadeaban
a cada sorbo.
Los vidrios de los lentes
no obstaculizaban la mirada
directa y sin disimulo.
su sonrisa espontanea
dibujaba unos labios
rojos, que turnaban
escenario para una sonrisa
blanquesina.
Lacónicamente movía los labios
quizá, recitando alguna canción,
cuando no reían.
Bajaba la mirada cuando
le prestaba atención
y con prisa hacia como que leía
las noticias del día.
El café ese día,
se pintó de miradas obscenas.